Segunda parte de nuestro viaje ornitológico a Sudáfrica del 26 de octubre al 10 de noviembre. En la publicación anterior (ver entrada) tras llegar a Johannesburgo y desplazarnos hasta el extremo septentrional de Kruger, donde iniciamos nuestro tour rumbo al sur, alcanzamos el campamento de Olifants en nuestra segunda noche dentro del parque nacional.
Con las primeras luces del día 30, aun emocionados por la estupenda observación de leopardo africano (Panthera pardus pardus) obtenida durante la primera de las tres salidas nocturnas que realizaríamos en Kruger, nos pusimos en marcha para continuar el viaje. Tras un breve desayuno, acompañados por varios cercopitecos verdes (Chlorocebus pygerythrus) afanados en el mismo ritual matutino en una cabaña contigua, nos despedimos del campamento de Olifants, no sin antes visitar uno de sus puntos de observación con vistas al río homónimo. Durante este rato, amenizado por el canto de varios serines frentiamarillos (Crithagra mozambica), suimangas del Marico (Cinnyris mariquensis) y algún que otro zorzal oliváceo (Turdus olivaceus) entre otras especies, anotamos algunas acuáticas no observadas hasta ahora, como nuestra primera garza goliat (Ardea goliath) que como su nombre señala es la garza de mayor tamaño, o el único anhinga africana (Anhinga rufa) que observaríamos durante el viaje, así como varios cormoranes africanos (Microcarbo africanus). Las rutilantes irisaciones de un estornino amatista (Cinnyricinclus leucogaster) demandaban a ratos nuestra atención, al mismo nivel que los vuelos acrobáticos de varios vencejos de El Cabo (Apus barbatus) con los que cerramos las más de 30 especies de aves observadas en esta parada.
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Algunas de las especies observadas durante nuestra segunda etapa en Kruger |