No es raro durante nuestras salidas al campo, tropezarnos
con un ave que presenta una coloración atípica, pero en ocasiones resulta muy
difícil dilucidar de qué tipo de aberración cromática se trata, o más aun,
saber porque se produce. Gracias a diferentes trabajos científicos, empezamos a
saber de la complejidad que entraña un tema tan interesante como es este. El
humilde objetivo de esta entrada es arrojar algo de luz sobre los desórdenes
pigmentarios más frecuentes en las aves, facilitando su consulta a través de un
breve glosario y algunos ejemplos, síntesis del magnífico artículo publicado
sobre el tema por el investigador holandés Hein van Grouw.
Cabe señalar que todas las aberraciones aquí recopiladas
tienen una base genética, o lo que es lo mismo, son fruto de una mutación. Los
pigmentos más importantes en la coloración de las aves son los carotenoides y
las melaninas.
Los carotenoides se obtienen a través de los alimentos, y
son transformados mediante enzimas en pigmentos de color (del amarillo al rojo),
por lo que las aberraciones de este tipo son producidas en su mayoría por
carencias alimenticias en el ciclo vital de un individuo. Para que su presencia
se materialice en los colores propios de la pluma, los carotenoides deben estar
presentes al principio de la formación de la misma, por lo que un animal que no
los presente correctamente durante dicha fase, aparte de suplir las carencias
que han ocasionado el trastorno, deberá esperar un ciclo de muda completo
para que se manifieste en la totalidad de su plumaje. El ejemplo clásico de
este tipo de coloración es el flamenco común (Phoenicopterus roseus) que obtiene
su color rosado a través de su dieta rica en crustáceos que acumulan carotenos, y que estos a su vez obtienen de las algas. Dicho esto, nos centraremos en las
aberraciones cromáticas con base genética.
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Flamencos (Phoenicopterus roseus) mostrando sus característicos tonos rosados fruto de su alimentación rica en carotenos. |
En aves encontramos dos tipos de melaninas, la eumelanina, que
es la responsable del color negro, gris y marrón oscuro (dependiendo de su
distribución, concentración y oxidación dentro de la pluma) y la feomelanina,
que se encarga de los marrones rojizos, aunque en menores concentraciones
también puede aparecer como marrón amarillento y gamas similares hasta rozar el
blanco. A continuación se enumeran
algunos de los trastornos más frecuentes.