jueves, 2 de julio de 2020

Subida ornitológica al pico Pinajarro-Hervás

Tras más de un lustro por la zona, no podíamos seguir demorando la subida al pico que preside el Valle del Ambroz (Cáceres) y que es el símbolo por antonomasia del municipio serrano de Hervás, al norte de la provincia. Entre nubes, el ascenso al Pinajarro (2.099 msnm) dejó observaciones de un buen elenco de aves de media-alta montaña cuya representación en Extremadura no es muy abundante, así como otra fauna y flora de interés. Nuestra ruta comenzó accediendo por la Pista Heidi desde la zona de La Tejea hasta llegar hasta la altura de La Chorrera, pero si queréis ahorraros los topónimos locales es recomendable llevar la ruta descargada de alguna plataforma tipo Wikiloc en formato kml o kmz, y utilizar después alguna aplicación de cartografía como Oruxmaps, IGN o Mapsme para leerla, siempre contando con que en zonas de poca cobertura es preferible llevar mapas con opciones offline.  


Brumas en la cumbre del Pinajarro (CC) 17/06/20

Ruta de ascenso Pilón-Pinajarro. Fuente: Wikiloc


La primera etapa de la ruta transcurre entre los 1.200-1.450 m. en un hábitat forestal donde se intercalan principalmente formaciones de roble melojo (Quercus pyrenaica) y castaño (Castanea sativa) con plantaciones artificales de pino silvestre (Pinus sylvestris) donde los protagonistas son las aves forestales. Destacan entre las más comunes, como el petirrojo (Erithacus rubecula), el chochín (Troglodytes troglodytes) o el arrendajo (Garrulus glandarius) otras menos habituales como el pico menor (Dryobates minor) o el reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) u otras cuya densidad es mayor en este tipo de ambientes serranos, como el carbonero garrapinos (Periparus ater), el herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), el mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) o incluso el mosquitero común (Phylloscopus collybita) una especie muy abundante durante el invierno, pero cuya presencia como reproductora es anecdótica en Extremadura, restringida principalmente a ambientes forestales de montaña de la Sierra de Gredos y sus estribaciones. 


Vista del Ambroz desde la zona de El Canchito


Rápidamente vamos abandonando la zona forestal, que poco a poco se va entremezclando con el estrato arbustivo, un hábitat de transición idóneo para disfrutar de hasta cinco especies de currucas, entre las que se encuentran algunas de las más exquisitas, como la curruca rabilarga (Sylvia undata), la tomillera (Sylvia conspicillata) y la zarcera (Sylvia communis). Nada más rebasar el límite supraforestal nos encontramos con una pequeña meseta donde los piornos serranos (Cytisus oromediterraneus) se intercalan con escaramujos o rosales silvestres (Rosa canina) lo que da lugar a un hábitat favorable para la presencia de alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) especie de reciente aparición en Extremadura (primer registro en 1985 y primera reproducción en 2012) cuya población actual no supera las 20-25 pp. y de la cual pudimos localizar nuevos territorios a ambos lados del límite provincial, con predominio hacia la vertiente de Salamanca.


Macho de alcaucón dorsirrojo (Lanius collurio)

Vistas del lado salmantino tras rebasar el límite supraforestal

Curruca zarcera (Sylvia communis)

Otro de los alcaudones dorsirrojos observados

Orobanche rapum-genistae


Continuamos el ascenso tras rebasar el cerro de Peramarza (1.582 msnm) a partir del cual resulta algo más tediosa la subida debido a la inclinación y a que el sendero comienza a desdibujarse entre los piornos. En esta etapa se hacen aun más notables los acentores comunes (Prunella modularis) y los escribanos hortelanos (Emberiza hortulana) cuya estridente melodía no pasará inadvertida ni tan siquiera a los profanos en el tema. De vez en cuando conviene vencer al resuello y echar la vista al arriba, ya que es más que probable que nos esté sobrevolando alguna rapaz, probablemente buitres leonados (Gyps fulvus) que serán las más frecuentes, pero con un poco de suerte y paciencia quizás podamos observar otras menos habituales, como buitre negro (Aegypius monachus), águila calzada (Hieraaetus pennatus), abejero europeo (Pernis apivorus), halcón peregrino (Falco peregrinus) o incluso águila real (Aquila chrysaetos). De esta última especie, la fotografía que acompaña la entrada no se corresponde con el día de la subida, aunque si es uno de los ejemplares de la pareja residente en la zona, fotografiada días más tarde. Al margen de las aves, en esta etapa son frecuentes nuestros encuentros con mariposas, entre las que destacan por su abundancia las vanesas de los cardos (Vanessa cardui) y por sus llamativos colores las pavo real (Aglais io). También resultan abundantes las orugas de otras especies de mariposa, en este caso nocturnas, como son las Lasiocampa trifolii, fáciles de ver alimentándose de los piornos. Quizás con un poco de suerte y agudizando la vista, nos crucemos con algún mecóptero como la mosca escorpión, cuya especie más habitual es la Panorpa communis. Si realizáis la subida en estas fechas no dejéis de prestar atención a las flores, ya que en zonas de pradera podemos encontrar algunas orquídeas del género Dactylorhiza, un complejo grupo propio de herbazales de montaña que abarca en la zona tres especies que hibridan frecuentemente; D. elata, D. fuschii y D. maculata.


Macho de escribano hortelano (Emberiza hortulana)

Mariposa pavo real (Aglais io)

Acentor común (Prunella modularis)

Orquídeas Dactylorhiza fuschii/maculata

Mosca escorpión (Panorpa communis)


Una de los encantos de visitar zonas de montaña en verano, más allá de escapar de las altas temperaturas, reside en que mientras que en zonas bajas la vegetación comienza a agostarse y para muchas especies está terminando la época de reproducción, aquí se encuentra en pleno apogeo, pudiendo disfrutar de una nueva primavera a través de esta particular máquina del tiempo que es el rango altitudinal y climático. En esta época se producen explosiones de numerosas especies de invertebrados, lo que a su vez sirve de recurso a las aves estivales para hacer acopio en el periodo premigratorio. Entre las aves que se concentran en altura una vez terminada la cría, se hace notar con la llegada del verano astronómico una mayor presencia de zorzales charlos (Turdus viscivorus), vencejos comunes (Apus apus), cernícalos primilla (Falco naumanni) y cucos (Cuculus canorus) principalmente. Aunque cuenta con algún registro en la zona, mucho más raro sería toparnos con un halcón de Eleonora (Falco eleonorae) que a diferencia de las especies anteriormente citadas, su visita en esta época a zonas de montaña y pinares del interior se corresponde con su periodo prenupcial, en un fascinante ciclo biológico que la llevará a reproducirse durante los meses de julio a octubre en acantilados marinos del Atlántico y el Mediterráneo. Esta estrategia de reproducción tardía, le permite aprovechar la abundancia de recursos que le proporciona la migración de miles de aves de pequeño y mediano tamaño, continuando su ciclo en el sureste de África (principalmente Madagascar) una vez vuelen sus pollos. 


Águila real (Aquila chrysaetos)

Vistas del pico Valdeamor durante la subida

Cuco (Cuculus canorus)

Oruga de Lasiocampa trifolii

Hembra de abejero europeo (Pernis apivorus)


Es en esta última etapa hacia la cima, algo más dura debido a una mayor inclinación, cuando comienza a aumentar la temperatura, lo cual nos servirá de ayuda para observar alguna lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni) un endemismo del Sistema Central que tan solo se encuentra a partir de los 1.600 msnm y cuya escasa presencia en Extremadura se limita a zonas altas de Gredos y sus estribaciones. Quizás las hembras puedan pasarnos desapercibidas entre otras especies más frecuentes como la lagartija lusitana (Podarcis guadarramae) pero los machos no pasaran inadvertidos, ya que lucen en estas fechas una espectacular librea de tonos azulados o verdosos. Pese a la altura, es posible observar otras especies de reptiles singulares, como la víbora hocicuda (Vipera latastei) o el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) que al igual que la lagartija carpetana también es un endemismo ibérico, aunque su distribución es mucho más amplia y es posible observarlo en cotas bajas. Entre las flores destacan en esta época algunos Doronicum, que encontraremos creciendo a la sombra de enormes bolos graníticos, siendo algo más discretas aunque igualmente llamativas las Armerias, presentes principalmente en zonas aclaradas. Finalmente llegamos a la cumbre, donde tras recuperar fuerzas y con algo de paciencia, podremos observar algún ejemplar de roquero rojo (Monticola saxatilis) una alegre y discordante nota de color que hará que la subida haya merecido la pena per se, con permiso de las gitanas o zigenas (Zygaena) cuya observación es habitual en estas fechas. Una vez aquí, que mejor que permitirse disfrutar del silencio y las esplendidas vistas del Valle del Ambroz antes de iniciar la bajada.


Pico Pinajarro (CC) 2.099 msnm

Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi)

Canchal de la Portilla del Arenal

Macho de roquero rojo (Monticola saxatilis)

Roquero rojo (Monticola saxatilis)

Gitana (Zygaena trifolii)

Hembra de lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni)

Macho de lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni). Gredos 23/06/20

Doronicum sp.

Armeria arenaria/pubinervis


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