Durante las últimas semanas de octubre el otoño se hace notar, los bosques comienzan a desplegar toda su gama de colores, y muchas aves, cumpliendo con su fenología, se marchan hasta la primavera que viene, aunque no sin antes dejar paso a las especies invernantes. Pese a su fama melancólica, el otoño es una explosión de color. Los árboles hasta ahora verdes se tornan ocres y naranjas, muchos de ellos aún cargados de frutos, numerosos arbustos están cubiertos de llamativas bayas, y el suelo se abriga con un tapiz de hojas, plantas y hongos, a cada cual más vistoso que el anterior. Además en estas fechas también podemos disfrutar de los anfibios, los cuales, a diferencia de las aves, se encuentran inmersos en plena época de reproducción.
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Bosque mixto de pinos silvestres (Pinus sylvestris) y robles melojos (Quercus pyrenaica)
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Grullas (Grus grus) |
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Pinzón real (Fringilla montifringilla) |
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Martín pescador (Alcedo atthis) |
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Petirrojo (Erithacus rubecula) |
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Reyezuelo sencillo (Regulus regulus) |
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Lúganos (Carduelis spinus) hembra y macho. |
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Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus) y sapo de espuelas (Pelobates cultripes) |
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Sapo partero ibérico (Alytes cisternasii) |
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Amanita caesarea |
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Stropharia aeruginosa |
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