jueves, 23 de enero de 2014

Anillamiento científico

Durante este tiempo he esquivado hacer una entrada sobre anillamiento científico, esperando poderla realizar el día que obtuviera el aprobado en la prueba teórico práctica del CMA. Pues bien, tras tres años de formación, lo cual es lo habitual si uno quiere convertirse en anillador, al fin puedo decir desde hace unos pocos días que soy anillador.

Esta herramienta científica, consiste en la captura de aves mediante métodos incruentos, para su posterior marcaje. Gracias a ella podemos estudiar y conocer diferentes aspectos biológicos de un ave, como la biometría, la fenología reproductiva o la estrategia de muda, por enumerar algunas de las muchas posibilidades que ofrece este método. Pueden realizarse capturas de una especie en concreto, si el fin es el estudio de dicha especie, o puede, como en muchos otros casos que se trate de una estación temporal, con una duración determinada y designadas para el estudio de aspectos concretos de la biología de las aves, o por el contrario, que se trate de una estación de esfuerzo constante, donde el procedimiento es el mismo pero se lleva a cabo durante largos periodos de tiempo. En los dos últimos casos se anillan todas las especies e individuos de aves capturados en una determinada zona, siempre con los mismos parámetros en lo relativo a método de captura, lugar donde se ubican las trampas, metros de las mismas, duración de la jornada, etc.


Un anillador y varios aprendices extraen aves de la red.

El procedimiento habitual tras la captura de las aves es; determinar la especie, colocarles una pequeña anilla metálica en una de las patas, datarlo, sexarlo, medirlo, y en casos concretos tomar diferentes muestras del ave. También se anotan diversos códigos que aluden a la fenologia, estado físico o muda del individuo, así como el peso. El ultimo paso y obviamente el más importante es liberar al ave, el cual porta un código único en la anilla (a efectos un D.N.I) que junto con el remite del país donde se anilló dan toda la información necesaria para poder contactar con la oficina de especies migratorias y obtener los datos concretos de ese ave tras una posible recaptura.


Chochín (Troglodytes troglodytes)

El anillamiento puede servir también como herramienta educativa. Realizando jornadas de acercamiento a esta actividad científica, además de darla a conocer, también se despiertan sensibilidades hacia la naturaleza al tener contacto con la fauna silvestre, y esto pasa especialmente con los más pequeños, aunque también con los adultos. Mi caso puede servir de ejemplo, ya que aunque desde pequeño disfruto de observar aves en la compañía de mi padre, fue a partir de tener poco más de 10 años y al empezar a acudir por motivo del día de las aves a uno de estos anillamientos, cuando empecé a conocer facetas que hasta entonces no me suscitaban curiosidad, o en las que ni siquiera había reparado. Estas actividades tan importantes para mi en la niñez, las organizaban en colaboración dos grupos locales de SEO: Vanellus y Monticola. A ambos grupos les guardo un gran cariño, al primero por ser inmediato a donde yo vivo, y por ende a cuyas actividades como rutas, charlas o exposiciones acudía, y al segundo, por ser con quien me he formado como anillador y con cuyos compañeros he tenido el placer de compartir muchas horas de campo, infinitas gracias por vuestra paciencia. Es curioso a la par que bonito reparar en que tras unos años, uno pase de ser un espectador más, a ser uno quien realiza la actividad, y queda patente, que como método educativo no parece funcionar mal si hay algo de vocación.


Material de anillamiento.

Picogordo (Coccothraustes coccothraustes)

Día de las aves en el Parque Polvoranca (Leganés)

Corcho donde los más pequeños llevan la cuenta.

Anillamiento divulgativo en el Parque de El Soto (Móstoles).

La formación como anillador es larga, y uno de los requisitos para llevarla a cabo es acudir durante al menos 2 años a desempeñar esta actividad, periodo, que visto desde la lógica es muy razonable, ya que la muda de las aves es un proceso anual, y que menos que dos temporadas para empezar a conocer los patrones y diferencias entre las distintas generaciones de plumas. Como comentaba antes, mi formacion la he llevado a cabo con SEO-Monticola, fundado por el propio Eduardo de Juana en 1980 como colectivo, cuyo fin fuera divulgar la ornitología en el seno de la Universidad Autonoma de Madrid. Concretamente en la estación de anillamiento Las Minas, ubicada en un carrizal a orillas del Jarama en la localidad de San Martín de la Vega, fue donde comencé y donde se ha desarrollado la mayor parte del tiempo de mi periodo formativo. Allí he conocido a magnificas personas y estupendos profesionales de este y otros muchos campos, que con su paciencia y saber hacer, me han enseñado, corregido y aconsejado desde el respeto durante innumerables jornadas, y todo esto he de subrayar, lo hacen de forma altruista.


Una jornada en  la estación de Las Minas.
 Foto: Javier de la Puente.

Paraje donde se ubica la estación.

Las Minas es una estación de esfuerzo constante donde se viene anillando una vez por semana desde hace casi 20 años, lo que la sitúa entre las más antiguas de las que desempeñan esta labor. Las especies de aves que se capturan habitualmente son las propias del carrizal y de los hábitats riparios que circundan a la estación, a las que hay que sumar las migradoras y algunas que sólo se capturan de forma circunstancial. En estos años se han capturado mas de 100 especies y se han anillado de media anual en torno a 2500 o 3000 aves. A continuación algunas de las especies que se anillan en la estación.


Zorzal alirrojo (Turdus iliacus)

Escribano palustre (Emberiza schoeniclus)

Pájaro moscón (Remiz pendulinus)

Carricero común (Acrocephalus scirpaceus)

Lúgano (Carduelis spinus)

Carbonero común (Parus major)

Gorrión molinero (Passer montanus)

Cetia ruiseñor (Cettia cetti)

Gavilán (Accipiter nisus)

Pinzón común (Fringilla coelebs)

Alcaudón meridional (Lanius meridionalis)

Pechiazul (Luscinia svecica)

Martín pescador (Alcedo atthis)

Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea)

Avetorillo (Ixobrychus minutus)

Buitrón (Cisticola juncidis)

En ocasiones, de forma accidental, pueden caer otros infatigables voladores, como fue el caso de este
murciélago orejudo gris (Plecotus austriacus) o el de algún que otro murciélago común (Pipistrellus pipistrellus).

Murciélago orejudo gris (Plecotus austriacus). Foto: Angel Gomez


Además de Las Minas, Monticola cuenta con varias estaciones PASER (Programa de Anillamiento y Seguimiento de Especies Reproductoras). Es muy interesante, y especialmente para la gente en formación, participar en este tipo de programas, donde además puedes conocer especies que en otros ambientes no se capturan.


Arrendajo (Garrulus glandarius). La Herrería (El Escorial)

Reyezuelo listado (Regulus ignicapillus). La Herrería (El Escorial)

Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli). La Herrería (El Escorial)

Abejaruco (Merops apiaster). Presa del Rey (Rivas)

Pico menor (Dendrocopos minor). Presa del Rey (Rivas).
Foto: Carlos Ponce.

Pico picapinos (Dendrocopos major). Presa del Rey (Rivas)

Agateador común (Certhia brachydactyla). Presa del Rey (Rivas)

Cuco (Cuculus canorus). Presa del Rey (Rivas)

Es toda una suerte para una persona en formación, como yo hasta hace poco, el poder contar con distintas estaciones dentro de un mismo grupo, pero además, he tenido el privilegio de participar en varios marcajes especiales llevados a cabo por compañeros de Monticola, como el proyecto de invernada sobre el milano real en Huesca o el seguimiento de las parejas reproductoras de halcón peregrino en Madrid ciudad.


Anilladores examinan la muda de un milano real (Milvus milvus)

Comparativa entre un milano real adulto y un juvenil.

Extrayendo muestras de sangre de un ejemplar.

Marcaje en nido de dos pollos de halcón peregrino (Falco peregrinus).

 En este tipo de proyectos, además de tomar datos adicionales y extraer una serie de muestras para analizar, también se utilizan marcajes especiales. Estos marcajes, conocidos como de lectura a distancia, sirven para  que un observador haciendo uso del telescopio pueda reportar su cita, sin necesidad de que un anillador recapture al animal para verificar su numero de marca. El tipo más habitual es la anilla de PVC, una anilla con un código alfanumérico que individualiza al ejemplar, y que puede ser leída fácilmente. También en planeadoras es habitual el uso de marcas alares, o de collares y baberos para acuáticas, aunque estos parecen ser marcajes algo más agresivos de cara a que el animal desarrolle procesos biológicos como el emparejamiento. En paseriformes, dentro de proyectos concretos, se utilizan pequeñas anillas de colores, que combinadas entre si, permiten identificar a un gran numero de individuos.


Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) con marca alar.

Una compañera va a proceder a colocar anillas de lectura.

Pájaro moscón con anillas de colores.

Fuera de estos marcajes algo más convencionales, las nuevas tecnologías ofrecen muchas posibilidades de cara a un futuro. Gracias a los emisores satelitales y Data loggers GPS de ultima generación, los cuales se han reducido mucho en peso durante esta ultima década, ya se pueden marcar aves del tamaño de una carraca (Coracias garrulus) y seguir su migración en directo en la pagina http://www.migraciondeaves.org/ que gestiona SEO/Birdlife. Para aves más pequeñas se están utilizando geolocalizadores de unos 0,6 gr. de peso, que calculan la posición del ave según la duración de los días y la hora en la que amanece y atardece. Aunque conllevan varios inconvenientes como su margen de error (70-300 km.) y la necesidad de recapturar al ave para descargar la información, suponen la mejor opción para conocer en detalle los movimientos de paseriformes y aves de menos de 100gr. siempre y cuando sean especies filopátricas.


Milano real portando un emisor satélite.
Foto: Virginia de la Torre.

Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) con geolocalizador.

Aquí se pueden ver los resultados de algunos trabajos con geolocalizadores: Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) - Golondrina comun (Hirundo rustica) - Vencejo comun (Apus apus). Por lo pronto estos dispositivos facilitaran mucho el trabajo a las generaciones venideras de investigadores, aunque aún habrá que esperar unos años para que se abaraten. Pese a la aparición de nuevas tecnologías y su consiguiente miniaturizacion aplicada a este campo, el anillamiento típico sigue siendo una herramienta muy útil de cara al estudio de nuestro avifauna, ya que las posibilidades que ofrece son múltiples y a muy bajo coste, por lo que aun tiene mucho que aportar al conocimiento y conservación de las aves.


7 comentarios:

  1. Enhorabuena Hugo. Saludos. (una entrada muy completa)

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    1. Muchas gracias Miguel, me alegro de que te haya gustado. Espero que disfrutaras tus bien merecidas vacaciones. Un saludo

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  2. Yo también he aprobado en la última convocatoria de diciembre, así que sé hasta que punto de felicidad estás ahora, jajaja. Enhorabuena, compañero!

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    1. Entonces me entiendes perfectamente jejeje. Enhorabuena igualmente compañera!

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