jueves, 24 de mayo de 2012

Lozoya y El Atazar 21 - 22 y 23 de Mayo

Estos días hemos ido de visita al valle de Lozoya y los alrededores del embalse del Atazar disfrutando de una genial estancia en compañía de muy buenos amigos que esta vez han hecho de anfitriones. Aunque siempre le damos "preferencia" a la avifauna hay que reconocer que en este viaje las estrellas que mas han destacado son los reptiles, anfibios y mamíferos.


El primer día decidimos pasear por los alrededores del embalse, y pudimos gozar de esas estupendas formaciones mixtas de caducifolias y/o marcescentes entre las que destacaban los robles (Quercus pyrenaica), Fresnos (Fraxinus angustifolia), Arces (Acer monspessulanum) y de no menos valor por no perder la hoja Quejigos (Quercus faginea), todo esto sazonado con un buen estrato arbustivo formado en su mayoría por endrinos (Prunus spinosa), majuelos (Crataegus monogyna), escaramujos (Rosa canina) y Aligustre (Ligustrum vulgare).

Entre las aves prevalecían dada la abundancia el grupo de los páridos, fringílidos y túrdidos, acompañados por rabilargos (Cyanopica cyanus) y decenas de oropendolas (Oriolus oriolus). Mas avanzada la mañana entraron en accion los accipitridos, empezando el desfile los milanos negros y reales (Milvus migrans) y (Milvus milvus), seguidos de ratoneros (buteo buteo), alguna Aguililla calzada (Aquila pennata) recientemente degradada a un diminutivo de Águila, buitres leonados (Gyps fulvus), un solitario Abejero (Pernis aviporus) y una preciosa hembra de Azor (Accipiter gentilis).


Inmaduro de lagarto ocelado (Timon lepidus).


De reptiles pudimos observar este inmaduro de lagarto ocelado (Timon lepidus) y algunas lagartijas  ibéricas (Podarcis hispanicus).

Respecto a los mamíferos, destacar la observación de un tejón (Meles meles) que se nos cruzo en la carretera de forma tranquila pero al cual no pudimos retratar, mucha abundancia de ratones de campo (Apodemus sylvaticus), algunos jabalíes (Sus scrofa) y un escaso conejo (Oryctolagus cuniculus).



Jara pringosa (Cistus ladanifer) maculatus.

Ya el segundo día nos alejamos del embalse para adentrarnos en los montes que lo circundan. Rodeados de jaras pringosas (Cistus ladanifer) [Donde abundaba la variedad maculatus con pintas rojizas en los petalos, recientemente mencionada en la revista Quercus] y algunos enebros de la miera (Juniperus oxycedrus) los generos reinantes fueron los aláudidos y los sílvidos.





 De los primeros, el mas abundante fue la totovia (Lullula arborea), seguida de la cogujada montesina (Galerida theklae) y solitarias alondras (Alauda arvensis). De los silvidos el mas abundante fue la curruca tomillera (Sylvia conspicillata), también vimos cabecinegra (Sylvia melanocephala) y carrasqueña (sylvia cantillans) en menor medida. Muchos trigueros (Miliaria calandra) y pardillos (Carduelis cannabina) amenizaban el paseo con sus cantos, junto a algún gorrión chillón (Petronia petronia).







En cuanto a mamíferos y reptiles fueron mas o menos los mismos, salvando la presencia de corzos (Capreolus capreolus). La nota de la mañana la puso este extrovertido visón americano (Mustela vison) que se mostró sin ningún tipo de pudor ante nosotros cerca de una ribera.

Visón americano (Mustela vison).






Desgraciadamente no fue esta la única especie introducida que habitaba en esta ribera pues también pudimos observar un cangrejo señal (Pacifastatus leniusculus).
La tarde la pasamos visitando a otros amigos que también viven por la zona, y que tienen el privilegio de albergar en el jardín de su casa una buena población de anfibios y reptiles.

Comenzamos con este lagarto ocelado (Timon lepidus) ya algo mas grande que el anterior, al cual sorprendimos dentro de su garaje cuando movíamos unas cajas. También vimos algunas lagartijas ibéricas en el jardín.

Lagarto ocelado (Timon lepidus)

Visitando las riberas cercanas nos topamos con uno de los pocos nidos de milano real (Milvus milvus) que alberga la comunidad de Madrid, el cual contaba al menos con dos pollos aun pequeños.

Ribera próxima a la ubicación del nido.

De ahí nos fuimos hacia la charca cercana, donde pudimos ver las omnipresentes ranas comunes (Pelophylax perezi) y este tritón jaspeado (Triturus marmoratus), el cual nos planteó algunas dudas para diferenciarlo del pigmeo (Triturus pygmaeus), pero finalmente por patrón de coloración tanto en la parte superior como en la inferior, distribución y altitud nos decantamos por marmoratus macho pues presentaba cresta dorsal.

Tritón jaspeado (Triturus marmoratus)

Ya anochecido, y en casa de nuestros amigos pudimos ver a esta bonita hembra de sapo común (Bufo bufo), y este pequeño sapo corredor (Bufo calamita).

Sapo comun (Bufo bufo)
Sapo corredor (Bufo calamita)

Tambien se dejo ver algún escarabajo Blaps, pertenecientes al orden de los coleópteros y a la familia de los tenebrios, en este caso creemos que Blaps lusitanica aunque no es fácil distinguirlo del mucronata.

Escarabajo Blaps lusitanica.

A la mañana siguiente, y ya de recogida, no dio tiempo para mucho, aunque no nos fuimos sin dar el ultimo paseo matutino donde pudimos retratar a este lejano macho de corzo (Capreolus capreolus), al cual sorprendimos a escasos 10 metros de nosotros, entonces emprendió la huida apresuradamente, y ya una vez a salvo en la ladera de enfrente no paro de ladrarnos, como dandonos a entender que no le hacíamos mucha gracia.


Corzo (Capreolus capreolus)
                                     
No faltaron tampoco los alcaudones comunes (Lanius senator), en concreto este macho que no paró de vigilarnos pues parecía tener el nido en las inmediaciones. Tampoco las currucas zarceras (Sylvia communis).

Curruica zarcera (Sylvia communis) hembra. 

Alcaudon comun (Lanius senator)


Ya de vuelta al pueblo nos entretuvimos viendo a los afanados padres de avión común (Delichon urbica) en plena ceba de polluelos.

Avión común (Delichon urbica)


Montamos los trastos y aparejos en el coche, y abandonamos la sierra madrileña confiando en que dentro de unos años con suerte y paciencia podamos contemplar aun más si cabe, de esa riqueza faunistica vestigio de la maravilla que debió ser hace centenares de años, y quien sabe si quizás, la huella de abajo, mas pronto de lo que pensamos, sea silvestre en lugar de domestica...


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