jueves, 22 de diciembre de 2022

Viaje ornitológico a Sudáfrica: Johannesburgo - Parque Nacional de Kruger (II)

Segunda parte de nuestro viaje ornitológico a Sudáfrica del 26 de octubre al 10 de noviembre. En la publicación anterior (ver entrada) tras llegar a Johannesburgo y desplazarnos hasta el extremo septentrional de Kruger, donde iniciamos nuestro tour rumbo al sur, alcanzamos el campamento de Olifants en nuestra segunda noche dentro del parque nacional. 

Con las primeras luces del día 30, aun emocionados por la estupenda observación de leopardo africano (Panthera pardus pardus) obtenida durante la primera de las tres salidas nocturnas que realizaríamos en Kruger, nos pusimos en marcha para continuar el viaje. Tras un breve desayuno, acompañados por varios cercopitecos verdes (Chlorocebus pygerythrus) afanados en el mismo ritual matutino en una cabaña contigua, nos despedimos del campamento de Olifants, no sin antes visitar uno de sus puntos de observación con vistas al río homónimo. Durante este rato, amenizado por el canto de varios serines frentiamarillos (Crithagra mozambica), suimangas del Marico (Cinnyris mariquensis) y algún que otro zorzal oliváceo (Turdus olivaceus) entre otras especies, anotamos algunas acuáticas no observadas hasta ahora, como nuestra primera garza goliat (Ardea goliath) que como su nombre señala es la garza de mayor tamaño, o el único anhinga africana (Anhinga rufa) que observaríamos durante el viaje, así como varios cormoranes africanos (Microcarbo africanus). Las rutilantes irisaciones de un estornino amatista (Cinnyricinclus leucogaster) demandaban a ratos nuestra atención, al mismo nivel que los vuelos acrobáticos de varios vencejos de El Cabo (Apus barbatus) con los que cerramos las más de 30 especies de aves observadas en esta parada. 


Algunas de las especies observadas durante nuestra segunda etapa en Kruger

Algunos de los bungalos del campamento de Olifants
  
Cercopiteco verde (Chlorocebus pygerythrus) con su primer café del día

Estornino amatista (Cinnyricinclus leucogaster)

Bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus layardi) alimentándose de un higo

Macho de suimanga del Marico (Cinnyris mariquensis)

Panorámica del río Olifants desde el campamento homónimo

Cormorán africano (Microcarbo africanus)


Continuamos a través de densas formaciones de mopane (Colophospermum mopane) deshaciendo los pasos de la noche anterior, por si esta vez, a plena luz del día, sorprendíamos nuevamente al leopardo, pero no fue el caso. Tras recorrer parte del trazado que escolta el cauce del río alcanzamos el mirador de N'wamanzi, donde obtuvimos nuevas observaciones de especies con las que ya estábamos familiarizados, como el alzacola dorsirrojo (Cercotrichas leucophrys) o el estrilda melba (Pytilia melba) entre muchas otras. Tras recuperar la carretera H14 continuamos rumbo sur dirección Satara, atravesando el río Olifants, que separa las provincias de Limpopo y Mpumalanga. A su paso, un martín gigante africano (Megaceryle maxima) posado a escasos metros de nosotros propició una parada. Esta especie, una de las mayores del mundo dentro de la familia Alcedinidae, puede superar los 400 gr. de peso y capturar peces de hasta 18 cm. así como pequeños reptiles, milpiés o anuros. A poca distancia, un milano negro de pico amarillo (Milvus migrans aegyptius/parasitus) descansaba sobre el lecho arenoso del río, a la par que una garcilla azulada (Butorides striata) intentaba no llamar la atención de un pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer) que cicleaba en las cercanías. 

Los milanos negros de pico amarillo fueron bastante abundantes durante nuestra estancia en Kruger. Este taxón, que nos resultaba tan llamativo como familiar, por su similitud morfológica con nuestro milano negro (Milvus migrans migrans) guarda una situación taxonómica realmente compleja. Según las escasas evidencias disponibles hasta ahora, el milano real (Milvus milvus) podría estar dentro del rango genético del milano negro (una situación confusa que aun requiere de nuevos estudios) lo que ha llevado a algunos autores a elevar las subespecies de milano negro aegyptius (Egipto, suroeste de Arabia y costa este de África al sur de Kenia) y parasitus (África al sur del Sahara, Islas Comoras y Madagascar) al rango de especie como Milvus aegyptius. Para complicar más el asunto, esta nueva especie (M. agyptius) tendría dos linajes genéticos bien diferenciados, el del norte de África (que incluiría las ssp. aegyptius y algo de parasitus) muy próximos al resto de milano europeos (migrans/ milvus) y el de Madagascar y sur de África (ssp. parasitus) que guardaría mayor parentesco con el milano real, por lo que se tratan en la entrada como binomio, tal y como se citan en Birds of the World. Como curiosidad, el primer registro de este taxón para España tuvo lugar hace tan solo un par de años, en marzo de 2020, concretamente en Tenerife (Islas Canarias) tras un fuerte episodio de calima. 


Hojas de árbol de mopane (Colophospermum mopane) fácilmente reconocibles
por su similitud con una mariposa.

Alzacola dorsirrojo (Cercotrichas leucophrys)

Estrilda melba (Pytilia melba)

Garza goliat (Ardea goliath)

Impala (Aepyceros melampus)

Picabueyes piquirrojo (Buphagus erythrorynchus) sobre gran kudú (Tragelaphus strepsiceros)

Golondrina abisinia (Cecropis abyssinica)

Martín gigante africano (Megaceryle maxima)

Martín gigante africano sobre el río Olifants

Milano negro de pico amarillo (Milvus migrans aegyptius/parasitus)

Garcilla azulada (Butorides striata)

Cosifa gorjiblanca (Cossypha humeralis)


Conforme íbamos avanzando rumbo sur hacia Satara, formaciones forestales más densas fueron dando paso a hábitats cada vez más sabanoides con mayor presencia de pastizales. En esta etapa los mamíferos acapararon gran parte del protagonismo al ser mucho más abundantes que en etapas anteriores. Cientos de impalas (Aepyceros melampus), búfalos africanos (Syncerus caffer), cebras de Burchell (Equus quagga burchellii) y decenas de jirafas (Giraffa camelopardalis), ñus azules (Connochaetes taurinus),  kudúes (Tragelaphus strepsiceros), elefantes africanos (Loxodonta africana) y otras muchas especies se iban sucediendo de manera constante en los kilómetros que restaban hasta la parada del almuerzo. En menor medida también disfrutamos de algunos carnívoros, como hienas manchadas (Crocuta crocuta) de las cuales observamos algún grupo familiar y varios ejemplares solitarios, o chacal de lomo negro (Canis mesomelas). A lo largo de esta carretera observamos varios puntos de agua artificiales, al igual que en otras zonas del parque, en los cuales, de disponer de tiempo merece la pena parar, ya que si las lluvias no han sido muy abundantes son utilizados por numerosas especies de mamíferos y de aves. Durante las paradas de observación no era raro escuchar el singular canto del sisón moñudo austral (Eupodotis ruficrista) inmerso en su cortejo. Dada la gran distancia a cubrir en esta jornada debíamos gestionar bien el tiempo, por lo que nuestras paradas priorizaban ejemplares cercanos, escenas llamativas o especies nuevas. Dentro de las aves también sumamos nuevas especies, como alondra nuquirrufa (Mirafra africana), estornino carunculado (Creatophora cinerea) o nuestro primer buitre torgo (Torgos tracheliotos) descansando tras haber consumido parte de una carroña en la que también se congregaron varios ejemplares de buitre de El Cabo (Gyps coprotheres), buitre dorsiblanco africano (Gyps africanus) y algún alimoche sombrío (Necrosyrtes monachus). También obtuvimos nuevas observaciones de cálao terrestre sureño (Bucorvus leadbeateri) nuevamente en un grupo familiar de cuatro ejemplares, cucal cejiblanco (Centropus superciliosus burchellii / fasciipygialis) o avestruz (Struthio camelus) algo más frecuente en este hábitat.

A pesar de que se realizan censos aéreos anuales, no resulta sencillo encontrar tablas poblacionales actualizadas de los mamíferos presentes en Kruger, siendo las ultimas actualizaciones disponibles en las webs del parque (ver tabla 1 y 2) del periodo 2010-2011. Las especies más amenazadas están sujetas a censos específicos, como licaones (Lycaon pictus), guepardos (Acinonyx jubatus) o rinocerontes negros (Diceros bicornis) y blancos (Ceratotherium simum) lo que facilita conocer el número de ejemplares de una forma más precisa, pero para el resto de especies no cabe otra que consultar varias fuentes en las que la horquilla varía bastante y crearse una idea aproximada, exceptuando para aquellas especies para las que se han publicado estimas más recientes como es el caso de los elefantes. A continuación se adjunta una tabla de la web thekruger.com con un promedio de cifras que sirven para hacerse una idea, la cual conviene interpretar con precaución y complementar con otras fuentes de mayor fiabilidad como artículos científicos. 

 
Estimas poblacionales de la fauna más destacada de Kruger. Fuente: www.thekruger.com


Grupo de hienas manchadas (Crocuta crocuta)

Hiena manchada disfrutando de un plácido baño

Restos de impala depredado por leopardo

Raficero común o steenbok (Raphicerus campestris capricornis

Ñus azules (Connochaetes taurinus taurinus)

Chacal de lomo negro (Canis mesomelas

Grupo de impalas (Aepyceros melampus)

Macho de cálao terrestre sureño (Bucorvus leadbeateri)

Hembra de gran kudú (Tragelaphus strepsiceros) y cebras de Burchell (Equus quagga burchellii)

Detalle del diseño cefálico de una cebra de Burchell 

Grupo de cebras inquietas ante la presencia de una hiena en un punto de agua

Hembra de avestruz (Struthio camelus)

Estornino carunculado (Creatophora cinerea)

Grupo de estorninos carunculados sobre un tronco

Cucal cejiblanco (Centropus superciliosus burchellii / fasciipygialis


Tras un breve almuerzo en el campamento de Satara para reponer energías continúanos nuestra ruta, no sin antes realizar una parada en el embalse de Nsemani. Allí observamos nuestros primeros leones africanos (Phantera leo krugeri) cerca de los cuales se había formado una pequeña caravana de vehículos, algo que tan solo nos ocurrió en un par de ocasiones durante nuestra estancia en Kruger. Muy cerca, un numeroso grupo de hipopótamos (Hippopotamus amphibius) con sus correspondientes picabueyes piquirrojos (Buphagus erythrorynchus) dormitaban en la orilla. Dado que los leones también se encontraban descansando bastante emboscados, proseguimos nuestro itinerario hacia el sur, deteniéndonos en varias ocasiones ante el paso de un gran grupo de papiones chacma (Papio ursinus), varias avestruces y una de las pocas carracas europeas (Coracias garrulus) que observamos durante el viaje. Continuamos descendiendo siguiendo el trazado de la H13 la cual solo abandonábamos en algunos tramos para visitar distintos puntos de agua, en los que grandes mamíferos eran parte habitual del paisaje. Las omnipresentes carracas lilas (Coracias caudatus), estorninos de Burchel (Lamprotornis australis) y alcaudones píos (Lanius melanoleucus) se sucedían en un goteo constante durante nuestro recorrido, así como otras muchas especies de aves que ya resultaban bastante familiares, como culebrera sombría (Circaetus cinereus) o águila volatinera (Terathopius ecaudatus). En uno de estos desvíos nos encaminamos hacia el embalse de Orpen, camino del cual obtuvimos una estupenda observación de una de las aves más icónicas de Kruger, la avutarda Kori (Ardeotis kori). En concreto pudimos disfrutar de varios ejemplares que descansaban en las horas centrales del día a la sombra de de los arbustos. La machos de avutarda kori, ligeramente más pesados de media que los de nuestra cercana avutarda euroasiática (Otis tarda) pueden alcanzar un máximo de 19 kg. de peso, lo que convierten a estas especies en las aves voladoras más pesadas del mundo. 


Hipopótamos (Hippopotamus amphibius) en el embalse de Nsenami

Hembra de papión chacma (Papio ursinus) portando una cría

Hembra de agama de cuello negro (Acanthocercus atricollis)

Nido ocupado de buitre dorsiblanco africano (Gyps africanus)

Estornino de Burchel (Lamprotornis australis)

Carraca lila (Coracias caudatus)

Macho de elefante dándose un baño de barro en una pequeña charca

Baobab (Adansonia digitata

Macho de avutarda kori (Ardeotis kori)

Avutarda kori acicalándose la cola

Cistícola cascabel (Cisticola chiniana) muy abundante en zonas arbustivas

Hábitat de Mopaneveld con bosque de ribera


El embalse de Orpen cuenta con un mirador habilitado que resulta bastante agradable como merendero, al disponer de una amplia sombra y unas pequeñas gradas que hacen las veces de asientos. Allí, rodeados de placas que homenajean a distintos benefactores/as del parque, nos reencontramos nuevamente con algunas limícolas, como el chorlitejo tricollar (Charadrius tricollaris) o el andarríos bastardo (Tringa glareola) aunque el protagonismo lo acaparó una familia de polluelas negras africanas (Zapornia flavirostra) que compartían orilla con varias jacanas africanas (Actophilornis africanus). Acompañados por el repiqueteo de un macho de pito namaqua (Chloropicus namaquus) afanado en la construcción de su nido, observamos las dos especies de alcedínidos más frecuentes en el parque, el alción cabecipardo (Halcyon albiventris) y el martín pescador pío (Ceryle rudis) así como diversas especies de paseriformes comunes, quelea común (Quelea quelea), azulito angoleño (Uraeginthus angolensis), estrilda melba (Pytilia melba), gorrión sudafricano (Passer diffusus) o escribano pechidorado (Emberiza flaviventris). 

Recuperamos la carretera principal rumbo al campamento de Lower Sabie donde pasaríamos las siguientes dos noches, realizando varias paradas previas en el merendero de Mlondozi, donde no obtuvimos observaciones reseñables, y en el puente del río Sabie, muy próximo al campamento. Con las ultimas luces de la tarde  disfrutamos de una gran concentración de insectívoros aéreos, formada por cuatro especies de vencejo; moro (Apus affinis), horus (Apus horus), cafre (Apus caffer) y palmero africano (Cypsiurus parvus) y otras cinco de golondrina; colilarga (Hirundo smithii), perlada (Hirundo dimidiata), cabecirrufa (Cecropis cucullata), abisinia (Cecropis abyssinica) y pechirrufa (Cecropis semirufa). A este espectáculo se sumaron distintas especies de zancudas, entre las que destacaban por su colorido los tántalos (Mycteria ibis) y espátulas africanas (Platalea alba) y por su singularidad el picotenaza africano (Anastomus lamelligerus). Algunas acuáticas como el suirirí cariblanco (Dendrocygna viduatapusieron su nota de color a esta frenética algarabía vespertina, cuya banda sonora corría a cuenta de varios hipopótamos enfrascados en luchas y persecuciones.


Embalse de Orpen con una euforbia candelabro (Euphorbia ingens) en primer plano

Polluela negra africana (Zapornia flavirostra) y estornino de El Cabo (Lamprotornis nitens)

Elefantes africanos (Loxodonta africana) mostrando una coloración rojiza debido a los baños de tierra

Hembra de elefante africano con su cría

Avefría coronada (Vanellus coronatus)

Chagra del Senegal (Tchagra senegalus)

Hábitat de sabana desde el mirador de Mlondozi

Pelea de cebras de Burchell (Equus quagga burchellii)

Tortuga de fango aserrada (Pelosius sinuatus)

Macho de lavandera africana (Motacilla aguimp)

Garza imperial (Ardea purpurea) en el río Sabie

Hipopótamo (Hippopotamus amphibius

Macho de hipopótamo mostrando numerosas cicatrices a causa de peleas recientes

Martín pescador pío (Ceryle rudis)

Recepción del campamento de Lower Sabie


Tras nuestra llegada al campamento de Lower Sabie confirmamos que aun quedaban plazas para la ruta nocturna de esa noche, así que descargamos los trastos, nos apresuramos a cenar y nos situamos en el punto de encuentro para salir a las 20:00h. A los pocos minutos de comenzar nuestra segunda salida nocturna en Kruger observamos la primera gineta (Genetta genetta) de la noche, así como un ratel (Mellivora capensis) que desgraciadamente desapareció a los pocos segundos entre la vegetación, sin apenas darnos tiempo de disfrutar de su observación. Conforme avanzábamos en el recorrido fuimos sumando algunas especies de aves ya observadas previamente, como varios alcaravanes de El Cabo (Burhinus capensis) y acuáticos (Burhinus vermiculatus) o un búho lechoso (Ketupa lacteus), así como algunas nuevas, caso del autillo cariblanco sureño (Ptilopsis granti) y el chotacabras cuelgacintas (Caprimulgus vexillarius) que para nuestro pesar se trataba de una hembra. Más dilatada fue la observación de un ejemplar de gálago sudafricano (Galago moholi) o bush baby como se conoce en inglés a este pequeño e inquieto primate nocturno, que recibe este extraño nombre de "bebé de los arbustos" debido a que sus llamadas recuerdan al llanto de un bebé. Los protagonistas indiscutibles de la noche fueron los leones (Phantera leo). El primer grupo que observamos estaba formado por tres ejemplares inmaduros que dormitaban en la propia carretera. Impertérritos, continuaron durmiendo pese a nuestra presencia, no dedicándonos más que alguna mirada furtiva antes de que diéramos la vuelta y recompusiéramos nuestro itinerario. No había pasado mucho tiempo cuando de nuevo nos encontramos ante estos felinos, aunque en esta ocasión se trataba de dos machos adultos que descansaban a ambos lados del camino, como si de centinelas se tratara. Lo que restaba de ruta nos regaló buenas observaciones de vivérridos, ya que a parte de nuevas ginetas también pudimos disfrutar de una civeta africana (Civettictis civetta) además de un camaleón orejero (Chamaeleo dilepis) que puso el broche a una magnífica salida nocturna. Ya de nuevo en Lower Sabie, tan solo nos aguardaba una ducha rápida antes de poner fin a un largo e intenso día, pero incluso un ritual tan cotidiano puede conllevar sorpresas en un país como Sudáfrica, observando mantis, tarántulas o geckos en los escasos metros que nos separaban de nuestro descanso. 


Autillo cariblanco sureño (Ptilopsis granti)

Gálago sudafricano (Galago moholi)

 León africano (Phantera leo krugeri)

Varios leones africanos dormitando en la carretera

Macho adulto de león africano

Civeta africana (Civettictis civetta)

Gineta (Genetta genetta)

Camaleón orejero (Chamaeleo dilepis)

Mantis (Galepsus sp.)

Araña babuino negra común (Harpactira atra)

Gecko casero tropical (Hemidactylus mabouia)


Con las primeras luces del día visitamos nuevamente el puente de N'watimhiri antes de poner rumbo a al embalse de Sunset. En esta primera parada sumamos algunas especies nuevas, como chorlitejo pecuario (Charadrius pecuarius), avefría coroniblanca (Vanellus albiceps) o bulbul listado (Phyllastrephus flavostriatus) mientras disfrutábamos de un nutrido paso de estorninos carunculados (Creatophora cinerea) y varios jabirúes africanos (Ephippiorhynchus senegalensis). Una breve parada en la presa de Sunset nos ofreció nuevas y cercanas observaciones de martín gigante, jacana y tántalo africano, lo que nos permitió tomar algunas fotografías. En torno a este pequeño humedal observamos tanto nidos sueltos de tejedor enmascarado (Ploceus velatus) como una gran colonia de tejedor intermedio (Ploceus intermedius) haciéndose patentes algunas de las diferencias ecológicas de estas especies a priori tan similares. 


Alcaraván acuático (Burhinus vermiculatus)

Cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus)

Macho de tejedor enmascarado (Ploceus velatus) construyendo su nido.
Esta especie no cría en grandes colonias a diferencia del tejedor intermedio.

Colonia de tejedor intermedio (Ploceus intermedius)

Jacana africana (Actophilornis africanus)

Tántalo africano (Mycteria ibis) junto a una jacana

Pintada común (Numida meleagris) desmenuzando excrementos de elefante

Hembra adulta de buitre cabeciblanco (Trigonoceps occipitalis)

Hembra inmadura de buitre cabeciblanco


Continuamos nuestro recorrido siguiendo el cauce del río Sabie dirección Skukuza través de la carretera H4-1, no sin antes realizar una parada de avituallamiento en el merendero de Nkuhlu donde adquirimos nuestro ya habitual desayuno de hojaldres y café. En la carretera eran frecuentes las pintadas (Numida meleagris) muchas de ellas afanadas en desmenuzar los excrementos de elefante en busca de semillas o invertebrados que llevarse al pico, cual eficaz sistema de procesado. En este tramo observamos distintos ejemplares de buitre cabeciblanco (Trigonoceps occipitalis) varios de ellos fácilmente identificables como hembras, gracias a la destacada coloración blanca de secundarias internas. En el trazado se sucedían algunos grupos de cercopiteco verde con distintos machos que exhibían sin miramientos sus coloridos genitales, a los que una leona cercana robó algo de protagonismo. Tan solo unos kilómetros más adelante nos detuvimos ante la imponente figura de un marabú africano (Leptoptilos crumenifer). Aunque ya habíamos observado esta especie dentro del parque en varias ocasiones, este ejemplar nos permitió una observación cercana y sosegada, por lo que no pudimos evitar detenernos unos minutos. Este icónico ciconiforme del continente africano de carácter oportunista, se alimenta de un amplio abanico de recursos, que van desde la carroña que sustrae habitualmente a buitres, a presas de todo tipo, que abarcan desde insectos hasta flamencos, a los que puede dar caza en colonias de reproducción. Otra de las aves singulares que observamos en esta parte del recorrido fue el avemartillo (Scopus umbretta) una pequeña y elegante garza que como su nombre indica, posee un diseño cefálico que recuerda a esta herramienta. Al margen de su llamativa estructura, también son conocidas por elaborar nidos de enorme tamaño, en ocasiones varios de ellos que no llegarán a utilizar, lo que las convierte en estupendas constructoras de plataformas para otras especies. 


Macho de cercopiteco verde mostrando sus coloridos genitales

Hembra de cercopiteco verde portando una cría

Hembra de león cerca del río Sabie

Marabú africano​ (Leptoptilos crumenifer)

Búfalo africano (Syncerus caffer)

Alimoche sombrío​ (Necrosyrtes monachus)

Águila rapaz (Aquila rapax)

Avemartillo (Scopus umbretta)

Avefría senegalesa (Vanellus senegallus)

Pájaro ratón carirrojo (Urocolius indicus)

Tortuga leopardo (Stigmochelys pardalis)

Alcaudón pío (Lanius melaneoleucus)

Turaco unicolor (Corythaixoides concolor)​

Macho de sisón moñudo austral (Eupodotis ruficrista)


Aunque tras unos días en Kruger sumar especies nuevas iba costando cada vez más, lo cierto es las sorpresas nunca dejaban de sucederse. Para entonces, especies tan llamativas como el sisón moñudo austral (Eupodotis ruficrista), el turaco unicolor (Corythaixoides concolor)​ o incluso el águila rapaz (Aquila rapax) no sobresalían especialmente dentro de la rica gama de especies de la que disfrutamos durante nuestra estancia. Algunos microhábitats como los koppies, nombre con el que se conocen en Sudáfrica a estas particulares agrupaciones de bolos graníticos, escondían delicados tesoros como los saltarrocas (Oreotragus oreotragus) un pequeño antílope asociado a estas formaciones rocosas en las que se desenvuelve con gran destreza. Lo que restaba de tarde lo dedicamos a visitar los caminos próximos al mirador en memoria de Stevenson-Hamilton, hasta completar una ruta circular que nos llevó nuevamente a Lower Sabie. James Stevenson-Hamilton fue el primer guardia de la Reserva Natural Sabi, la cual se amplió bajo su supervisión, pasando a formar parte del Parque Nacional de Kruger en 1926. Camino de esta pequeña elevación nos detuvimos ante la presencia de un grupo de leones, dentro del cual, un macho acompañado por varias hembras protagonizó un breve pero intenso intercambio de rugidos con otro macho cercano, aunque poco después la tensión desapareció, adoptando ambos una actitud mucho más relajada. A este espectáculo se sumaron algunas especies de aves, como el alcaudón coroniblanco (Eurocephalus anguitimens) o el águila pomerana (Clanga pomarina). La visita al mirador de Stevenson-Hamilton nos regaló, además de una estupenda panorámica de la zona, algunas especies nuevas, como bulbul de Zanzíbar (Andropadus importunus), pito cardenal (Chloropicus fuscescens) o nuestro único roquero imitador (Thamnolaea cinnamomeiventris) del viaje. Ya rumbo al campamento observamos un discreto macho de bushbuck septentrional o antílope jeroglífico (Tragelaphus scriptus)


Saltarrocas (Oreotragus oreotragus)

Alcaudón coroniblanco (Eurocephalus anguitimens)
   
Macho de león africano en posición defensiva

Macho de león africano en hábitat forestal

Águila pomerana (Clanga pomarina)

Avefría coronada (Vanellus coronatus)

Bulbul de Zanzíbar (Andropadus importunus)

Roquero imitador (Thamnolaea cinnamomeiventris)

Panorámica desde el mirador en memoria de Stevenson-Hamilton

Pito cardenal (Chloropicus fuscescens)

Macho de bushbuck septentrional o antílope jeroglífico (Tragelaphus scriptus)

Pequeña contienda de elefantes africanos

Jabirú africano (Ephippiorhynchus senegalensis)


De nuevo en el campamento de Lower Sabie nos preparamos para la que sería nuestra última salida nocturna dentro de Kruger. En esta ocasión la guía fue Michelle, que con su profesionalidad, conocimientos y sentido del humor, hizo de esta ruta un rato muy ameno. Las especies observadas fueron a grandes rasgos similares a las de la noche anterior, observando varias ginetas, raficeros y otras especies comunes, además de algunas liebres de los matorrales (Lepus saxatilis) y de El Cabo (Lepus capensis). Tan solo habían pasado unos pocos minutos desde que abandonáramos Lower Sabie cuando tuvimos el primer sobresalto de la noche. A pocos metros del camión, sorprendido por las luces, un imponente rinoceronte blanco (Ceratotherium simum simum) hizo temblar el suelo al arrancarse desde unos matorrales cercanos, haciendo una demostración de fuerza que nos dejó atónitos a todos los allí presentes. Pese a lo breve de la observación, he de reconocer que fue uno de los momentos más espectaculares del viaje, y sin duda uno de los que con mayor nitidez quedará grabado en mi memoria. El otro protagonista de nuestra tercera salida nocturna fue un leopardo africano (Panthera pardus pardus) al que pudimos observar acechando a varios impalas (Aepyceros melampus). Por nuestra parte, guardamos una distancia prudencial apagando las luces y el motor del vehículo hasta que fue detectado por sus presas potenciales, que huyeron tras emitir reclamos de alerta. Tras esta absorbente escena, pudimos disfrutar unos minutos de su presencia a pocos metros de nosotros, antes de que cambiara de posición con paso lento. La mañana del 1 de noviembre, penúltimo día de nuestra estancia en Kruger, amaneció lluviosa y con algo de niebla, la cual nos acompañó hasta poco antes de llegar a Crododile Bridge. En este transecto, lo más destacado a parte de juvenil de águila de Wahlberg​ (Hieraaetus wahlbergi) y un búho lechoso, que aguantaba la lluvia estoicamente en su posadero, fue un grupo de vinagos africanos (Treron calvus) un colúmbido frugívoro de llamativos colores, que se distribuye a través de distintas formaciones forestales del África subsahariana. Frutos a parte, un aspecto que resulta llamativo de su dieta es que se ha observado en Zimbabue consumiendo pequeños trozos de carne y sangre seca de cadáveres de nyala (Tragelaphus angasi).


Liebre de los matorrales (Lepus saxatilis)

Leopardo africano (Panthera pardus pardus)

Vehículos en los que se realizan las excursiones nocturnas dentro de Kruger

Grupo de vinagos africanos (Treron calvus delalandii) en la carretera H4-2

Detalle de la coloración de un vinago africano o paloma verde africana

Facóquero común (Phacochoerus africanus)

Cebra de Burchell (Equus quagga burchellii) e impalas (Aepyceros melampus) en alerta

Grupo de hienas manchadas (Crocuta crocuta)

Hiena manchada mostrando su característica coloración moteada

Hiena manchada en la carretera H4-2

Grupo familiar de papiones o babuinos chacma (Papio ursinus)

Francolín de Swainson (Pternistis swainsonii), bufaleros piquirrojos (Bubalornis niger)
y alcaudón pio (Lanius melanoleucus) en la hora del baño

Mangosta enana común (Helogale parvula)

Mangosta rufa o mangosta esbelta (Galerella sanguinea)


A las puertas del campamento de Crocodile Bridge disfrutamos de una escena de tensión en la sabana digna del mejor documental. Ante nuestros ojos, cientos de animales corrieron despavoridos en todas direcciones, probablemente a causa de un lance de caza cuya autoría no llegamos a conocer, propiciando un momento memorable en el que innumerables impalas, cebras, jirafas, ñus, hienas, babuinos y otras tantas especies, hacían lo posible por alejarse de un peligro cuyo origen, al igual que nosotros, desconocían. Muy a nuestro pesar, proseguimos la ruta temiéndonos que el causante de semejante alboroto podría haber sido un guepardo (Acinonyx jubatus) al que buscamos con ahínco antes de que pasara a formar parte de las que serían nuestras dos grandes ausencias del viaje. 

Rumbo al campamento de Berg en Dal, donde pasaríamos nuestra última noche en Kruger, seguimos el trazado de la pista S108, que nos depararía estupendas observaciones de algunas especies de interés, como el buitre torgo (Torgos tracheliotos) que con 280 cm. de envergadura ostenta el título de ser el buitre más grande del continente africano. En este trayecto también observamos nuestros únicos martínes pescadores malaquitas (Corythornis cristatus) o varanos del Nilo (Varanus niloticus) del viaje, aunque todo el protagonismo de esta etapa recayó sobre un grupo de licaones o perros salvajes (Lycaon pictus). No es para menos, ya que este pequeño cánido ha sufrido un dramático descenso en todo su área de distribución durante las últimas décadas, siendo hoy día uno de los carnívoros más escasos de Kruger. Pese a que se realizan censos específicos, no es fácil encontrar estimas poblacionales recientes. Algunas webs vinculadas al parque nacional cifran en un mínimo de 120 ind. la población presente en 2011, la cual se estima que gracias a los esfuerzos de conservación podría rondar en la actualidad los 400 ejemplares. 


Buitre torgo (Torgos tracheliotos)

Martín pescador malaquita (Corythornis cristatus)

Varano del Nilo (Varanus niloticus)

Cucal cejiblanco (Centropus superciliosus)

Kudú mayor o gran kudú (Tragelaphus strepsiceros)

Grupo de licaones (Lycaon pictus) descansando entre la vegetación

Un licaón mostrando sus característicos pabellones auditivos

Manada de licaones formada por un mínimo de seis ejemplares

Águila esteparia (Aquila nipalensis)

Tortuga de Speke (Kinixys spekii)

Huellas de hipopótamo


Según nos acercamos a Ber en Dal, un paisaje cada vez más montañoso se alternaba con densas formaciones forestales de ribera, configurando un hábitat bastante diferente a lo que observamos en otras áreas del parque. Lo que restaba de jornada lo gastamos en el propio campamento y en varios caminos próximos, donde además de nuevas observaciones de león y algún que otro susto con un elefante, sumamos diversas especies de aves no observadas hasta ahora, como bisbita cafre (Anthus caffer), lorito cabecipardo (Poicephalus cryptoxanthus), críalo listado (Clamator levaillantii), gavilán chico (Accipiter minullus) o zorzal de Kurrichane (Turdus libonyana) entre otras, como el turaco crestimorado (Tauraco porphyreolophus) que acaparó gran parte del protagonismo. Los turacos (Musophagidae) son endémicos del África subsahariana. Esta familia comprende 7 géneros y 24 especies, que en la mayoría de los casos se corresponden con aves de gran tamaño, coloración vistosa y hábitos gregarios, las cuales emiten habitualmente estruendosas vocalizaciones. Quizás uno de los aspectos más conocidos de esta familia es que poseen varios pigmentos únicos que solo se encuentran en las plumas de estas aves, como la turacina y la turacoverdina, responsables de los tonos rojos y verdes que muestran muchos de sus representantes. 


Entorno de Berg en Dal

Aguilucho caricalvo (Polyboroides typus)

Ardilla africana de matorral (Paraxerus cepapi)

Gavilán chico (Accipiter minullus)

Críalo listado (Clamator levaillantii)
  
Zorzal de Kurrichane (Turdus libonyana)

Turaco crestimorado (Tauraco porphyreolophus)

Turaco crestimorado con las plumas de la cabeza erguidas

Barbudo de collar negro (Lybius torquatus)

Cálaos terrestres sureños (Bucorvus leadbeateri) cerca del Matiulu loop

Abejaruco frentiblanco (Merops bullockoides)

Abejaruco chico (Merops pusillus)
  
Exterior de nuestro alojamiento en Berg en Dal


Como no podía ser de otra forma, la última noche en Kruger incluyó una estupenda cena a modo de celebración por esta maravillosa experiencia, pero contra todo pronóstico, Berg en Dal aun nos tenía preparadas varias sorpresas en los escasos 500 metros que separaban el restaurante de nuestro alojamiento. Si tras varias observaciones, la compañía de una hiena que nos escoltaba a través de la valla demandando sin éxito su justa ración, ya había pasado a ser algo casi cotidiano, la aparición en escena de un rinoceronte blanco a escasos metros de nosotros nos cogió totalmente por sorpresa. No exentos de nerviosismo, y todo sea dicho, con cuidado de no electrocutarnos con la valla que circunda el campamento, atinamos a grabar un pequeño vídeo cuyos fotogramas ilustran este mágico encuentro. Aun emocionados, detectamos un reclamo proveniente de un árbol cercano, en el cual, tras revisar con la linterna localizamos un mochuelo de El Cabo (Glaucidium capense) al tiempo que un enorme murciélago de la fruta (Epomophorus sp.) quizás atraído por la luz, daba varias pasadas sobre nuestras cabezas.

La mañana siguiente realizamos el sendero del Rhino antes de abandonar el parqueque comprende una ruta perimetral dentro del campamento de Berg en Dal, el cual está rodeado de un bosque maduro de ribera que alberga una rica diversidad de especies de aves. Entre las cerca de 40 especies observadas destacó por su llamativo diseño el cálao trompetero (Bycanistes bucinator) al cual observamos extrayendo larvas de gran tamaño en un tronco seco, utilizando a modo de gubia su mandíbula inferior. Mientras, otras de hábitos más discretos, como el críalo blanquinegro (Clamator jacobinus), el bulbul terrestre (Phyllastrephus terrestris), el apalis pechigualdo (Apalis flavida) o el alzacola bigotudo (Cercotrichas quadrivirgata) permanecían ocultas entre la vegetación. Las lista de nuevas especies en nuestra última jornada en Kruger la completaron el prionopo de Retz (Prionops retziivarias) y varias especies de suimangas, como el amatista (Chalcomitra amethystina) y el pechiescarlata (Chalcomitra senegalensis).


Rinoceronte blanco (Ceratotherium simum simum)

Rinoceronte blanco en el campamento de Berg en Dal

Mochuelo de El Cabo (Glaucidium capense)

Cartel del sendero circular del Rhino

Caracol gigante (Achatina fulica)

Cálao trompetero (Bycanistes bucinator)

Cráneos de hipopótamo y jirafa en los jardines de Berg en Dal

Prionopo de Retz (Prionops retziivarias)

Babosa plana (Laevicaulis alte)

Suimanga pechiescarlata (Chalcomitra senegalensis)

Francolín de Natal (Pternistis natalensis)

Suimanga amatista (Chalcomitra amethystina)

Tórtola ojirroja (Streptopelia semitorquata)

Libélula (Hemistigma sp.)

Apalis pechigualdo (Apalis flavida)

Alzacola bigotudo (Cercotrichas quadrivirgata)


Con todo el pesar de nuestro corazón nos despedimos de Kruger tras unos días inolvidables. También de Berg en Dal y de sus turacos crestimorados, a los que dejamos afanados en rutinas matinales. Rumbo a la puerta de Malelane observamos nuestras última águila marcial (Polemaetus bellicosus) y volatinera (Terathopius ecaudatus) del viaje, así como un elefante que de forma lúdica se dedicaba a esparcir el agua de una charca por los alrededores, regando su particular vergel como si del mejor jardinero se tratara. Recuperamos la carretera principal de vuelta a Johannesburgo, donde pasaríamos una noche antes de coger un vuelo local hasta Ciudad del Cabo, en el extremo meridional de Sudáfrica. No todo era desazón, aun nos esperaba una intensa semana de disfrute con numerosas especies, como albatros, leones marinos, grullas del paraíso, pingüinos, suimangas o tiburones, pero eso queda para la siguiente entrada.  


Turaco crestimorado mostrando los característicos tonos rojos y verdes que confieren
la turacina y la turacoverdina, propios de esta familia de aves

Turaco crestimorado en los jardines de Berg en Dal

Elefante jugueteando con el agua de una charca próxima a la carretera

Alcaudón coroniblanco (Eurocephalus anguitimens)

Juvenil de águila volatinera (Terathopius ecaudatus

Calles de Johannesburgo cubiertas de jacaranda (Jacaranda mimosifolia)
una de las escenas más icónicas de esta ciudad Sudáfricana



Viaje ornitológico a Sudáfrica: Johannesburgo - Parque Nacional de Kruger (I)
http://amantesdelaornitologia.blogspot.com/2022/12/viaje-ornitologico-sudafrica.html

Viaje ornitológico a Sudáfrica: Johannesburgo - Parque Nacional de Kruger (II)


Crónica de viaje (eBird)

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