Cephalantera rubra, una de las orquídeas más escasas de Extremadura. Gargantilla (CC) 08/06/2020 |
Entre todas estas tropelías ambientales, hoy señalamos una que pese a lo perjuiciosa resulta cotidiana en la provincia de Cáceres, como en tantas otras, y de la que este año no íbamos a estar exentos. Esta agresión consiste en ver como cada nueva primavera, numerosos vehículos de la Diputación de Cáceres se afanan en recorrer cientos de kilómetros de carreteras rociando con herbicida un generoso margen, sea necesario o no, afectando a nuestra salud y a innumerables especies animales y vegetales. Esas mismas cunetas, que posteriormente desembocan en gargantas, arroyos y ríos, contaminan innumerables cursos de agua, incluso aquellos donde medran algunas de las ultimas poblaciones de desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) de Extremadura, una especie al borde de la extinción, por citar tan solo una. De este despropósito ecológico mil veces cuestionado, y que en otros países europeos no tendría cabida, no se libra nadie, ni siquiera los espacios protegidos como el Parque Nacional de Monfragüe o el monte protegido del Castañar Gallego, deshonroso protagonista de esta triste historia. Estas lamentables actuaciones resultan aun más absurdas si cabe, cuando durante su realización afectan a especies de escasa distribución o en peligro, como son algunas orquídeas, caso de Neottia nidus-avis o Cephalantera rubra, catalogadas de "Vulnerable" y "De Interés Especial" respectivamente en el Catálogo de Especies Vegetales Amenazadas de Extremadura.
Sendas catalogaciones en la Guía de orquídeas, libélulas y caballitos de Extremadura, presentada en FIO 2020. |
Huellas del uso de herbicida en el Pto. de Honduras. Hervás (CC) 10/05/20. Fotografía: Aso. Balozano |
Tras las actuaciones realizadas en mayo por la diputación, tanto nosotros como otros compañeros de la asociación Balozano de Hervás, hemos realizado visitas a la zona a principios de junio pudiendo localizar varios ejemplares afectados de Cephalantera rubra y al menos cinco de Limodorun abortivum, a lo que se suma la desaparición de más de 11 ejemplares de Neottía nidus-avis, todas ellas presentes en el margen de la carretera de ascenso al puerto de Honduras, al norte de la provincia de Cáceres. Cabe señalar que de Neottia tan solo se conocen dos poblaciones en Extremadura, un núcleo que comprende las comarcas de Ambroz-Jerte-Trasierra y otro en Villuercas. Más llamativo aun es el caso de Cephalantera rubra, que a pesar de gozar de una menor protección, su población en la región tan solo comprende poco más de una decena de ejemplares en dos núcleos, uno en Hervás-Gargantilla y otro en Sierra de Gata, lo cual sirve para hacerse una idea de la magnitud del daño que ocasionan este tipo de actuaciones, más aun si son sistemáticas. Se desconoce si también ha sido dañado un ecosistema de turbera próximo al trazado de la carretera, considerado un hábitat prioritario a nivel europeo por su singularidad ecológica y su función como sumidero de carbono, los cuales albergan especies tan icónicas como la Drosera rotundifolia, una de las tres plantas carnívoras con presencia en Extremadura.
Hábitat de turbera en el puerto de Honduras. |
Uno de los ejemplares de Neottia nidus-avis presente en la zona entre 2017-2019 afectado en las actuaciones de 2020. |
La finalidad de este tipo de intervenciones no es clara y carece por completo de sentido, tanto por las afecciones a la salud publica derivadas de su uso abusivo en carreteras, zonas agrícolas o ciudades, como por sus enormes repercusiones en el medio ambiente. A pesar que desde hace décadas organizaciones como Greenpeace vienen denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana (uno de los compuestos más extendidos a nivel mundial para este fin) nunca se han llegado a tomar medidas. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuya presencia en los medios nos es aun más familiar desde el inicio de la pandemia, clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos” el cual además puede actuar como un disruptor endocrino, afectando a la reproducción de numerosas especies, por lo que no es de extrañar que su uso haya sido prohibido actualmente en más de 18 países. Además de en nuestra salud, el uso de glifosato tiene un grave impacto sobre los microorganismos del agua o el suelo, fundamentales para la vida, reduciendo también la diversidad de especies vegetales y por ende, la de algunos seres vivos cruciales para la agricultura, como son los polinizadores.
Otra de las zonas afectadas de Hervás. fotografía: Aso. Balozano |
Importantísima denuncia Hugo. Enhorabuena
ResponderEliminarUna práctica cruel, despiadada y consentida por las administraciones, esas que luego dicen que luchan por el cuidado del Medio Ambiente y la Biodiversidad. Buen trabajo !!!
ResponderEliminarMuchas gracias Dave y Francis, una lástima tener que andar siempre con estas cosas, pero al menos que quede constancia. Un abrazo
ResponderEliminarLamentable, luego dicen que quieren crear empleo, unas cuadrillas de desbrozadoras no generarían está contaminación y generarían más empleo, debe prohibirse el uso de herbicidas a las diputaciones e incluirse en la condicionalidad de las ayudas de la pac, opino. Aparte este caso en enp debería ser investigado y sancionado.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Pablo, al menos parece que algo se va moviendo, esperemos que pronto estas prácticas sean algo del pasado.
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